Carta a Pintora Paula Hernandez,
Me he demorado un poco en mandarte las fotos nuestras, pq no quería
hacerlo sin contarte lo que no se ve en ellas. Si bien son fotos en
general muy alegres, como toda historia la mía también ha sido escrita
con lágrimas, dolores y miedo..este último ha sido un gran motor en mi
vida cada vez que lo huelo o lo siento me sale la india guerrera que
heredé de alguna ancestro y me he convertido en un general sin descanso.
La vida me ha enseñado a sobrevivir con más de lo que he necesitado y
con nada, excepto la incertidumbre de si seré capaz de prosperar en
medio de tantas carencias. Hasta la llegada de los hijos fue difícil,
tuve un primer matrimonio estéril por varios años, en ese tiempo soñaba
con lo que sueña cualquier mujer enamorada, una casa llena de niños con
unos padres amantes y dedicados, pero la vida tradicional no estaba
hecha para mí y comencé un camino sin retorno al fondo de mi espíritu,
donde uno da las luchas más solitarias y los enemigos son verdaderos
titanes fortalecidos por el tiempo, la familia y la sociedad. He podido
dar todas las batallas en las que me he enfrascado por que,
humildemente, reconozco ser poseedora de grandes cualidades, la primera
es la VALENTÍA, no permito que nada tome el control de mi vida y pongo
todos mis recursos al servicio del corage y la segunda la FE, que me da
el convencimiento de que Dios siempre tiene algo mejor para mí, aunque a
veces no pueda verlo y otras duela tanto que suplique con gritando que
me quite el castigo.
Hoy tengo una hija de 8 años fruto de otra relación que duró 5 años la
que comenzó luego de mi primer divorcio. Su nombre es Matilde, por mi
bisabuela, mujer poco agraciada pero compensaba con una inteligencia,
viveza y sentido del humor propio de una mujer notable. Matilde y yo
conformamos una familia, donde nuestro departamento es nuestro palacio y
la playa nuestro jardín, nuestros momentos de intimidad están cargados
de fantasía, risas, complicidad y ternura...a veces el mar tiene olor a
chicle otras caminamos por la luna y la cama caliente donde dormir es
motivo de agradecimiento diario. Vivo en plenitud desde hace un poco más
de un año la alegría de vivir y el orgullo que siento por la vida que
he logrado construir son tan auténticos como la certeza de que el miedo y
la incertidumbre son mis compañeros de viaje y mis grandes amigos.
Por todo esto amé tu cuadro, la aparente simpleza del dibujo, los
colores alegres, vivos y las mezclas creativas me transportan a lo más
lindo de la vida, a la infancia. Me recuerda que uno de los tesoros que
he descubierto dentro de mi es la capacidad de vivir con MAGIA.
Hasta ahora no hay vez que te lea y no llore..
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